“La realidad no puede encontrarse excepto en
Una sola fuente, a causa de la interconexión de
todas las cosas entre sí” (Leibniz)
“La primera causa de todas las cosas está en
el plano más elevado” (Paul Twitchell)
“Todo es uno pero se manifiesta diferenciado” (Proverbio chino)
Conceptos Principales
Jerarquía
Una jerarquía es una estructura organizada por niveles que representan categorías o poderes, de tal forma que cuanto más alto es un nivel, mayor es su categoría o poder. Cada nivel de la jerarquía domina sobre el nivel inmediato inferior.
La naturaleza tiene una estructura jerárquica. La biología contempla organismos, órganos, tejidos, células y moléculas. La física contempla átomos, electrones, protones, neutrones y quarks. En el universo hay supercúmulos, cúmulos de galaxias, galaxias, estrellas, planetas y lunas. A nivel humano tenemos la jerarquía (simplificada) de alma, mente y cuerpo.
Tetraktyis pitagórica, un símbolo del Principio de Causalidad Descendente
Los dos modos de conciencia, los asociados a los hemisferios cerebrales, hemisferio derecho (HD) y hemisferio izquierdo (HI), están jerarquizados, siendo el HD superior al HI, pues el HD sintetiza y el HI analiza.
El concepto de jerarquía surgió en la Edad Media para referirse a los niveles u órdenes celestiales. Cada rango jerárquico abarcaba o incluía a los niveles inferiores. Los niveles representaban grados de conciencia, conocimiento e iluminación. De hecho, la palabra “jerarquía” proviene de “hieros” (sagrado) y “archo” (autoridad).
Causalidad ascendente
En un sistema jerárquico, la causalidad ascendente (o de abajo-arriba) es la aparición de propiedades en un nivel a partir de los niveles inferiores. Las partes determinan la estructura y función del sistema completo.
Un ejemplo de causalidad ascendente es una enfermedad física, que puede ocasionar trastornos emocionales o psíquicos.
Causalidad descendente
En un sistema jerárquico, la causalidad descendente es que toda propiedad de un nivel está determinada por las propiedades de los niveles superiores. El todo determina o influye en cada una de sus partes.
Un ejemplo de causalidad descendente es el efecto placebo, donde la mente (o inmaterial, sutil) actúa sobre el cuerpo (material, denso).
El principio de causalidad descendente implica necesariamente la existencia de una fuente primigenia, origen y fundamento de todo lo existente.
Reduccionismo
El reduccionismo es una filosofía que trata de reducir un fenómeno o sistema más o menos complejo en sus componentes más simples.
Utiliza un proceso de tipo analítico, en busca de lo particular y el detalle.
El todo no es nada más que la suma de sus partes.
Los componentes son independientes entre sí.
No se considera la forma en que dichos componentes se estructuran o relacionan para formar un todo.
Las propiedades de un sistema están completamente determinadas por las propiedades de sus componentes. Es decir, si conocemos las propiedades de los componentes de un sistema, es posible deducir sus propiedades.
El reduccionismo refleja la tendencia a asimilar un tema o problema a un esquema conceptual ya conocido. El reduccionismo puede ser:
Ontológico, que reduce todo lo real a átomos o partículas subatómicas. Por ejemplo, para los materialistas (o fisicalistas) todas las disciplinas científicas se reducen a la física: la sociología se reduce a la psicología, la psicología a la biología y la biología a la física.
Metodológico, que trata de escoger unas pocas ideas para explicar con ellas un sistema completo. Lo ideal es que unas pocas ideas sirvieran para explicar o fundamentar toda la realidad. Se cumpliría sí la gran aspiración de la ciencia y de la filosofía: el poder deducir el conjunto del conocimiento a partir de un número reducido de principios o un principio único.
Semántico, que reduce un lenguaje a unos pocos conceptos. Si la semántica lexical es igual a la semántica estructural, entonces tenemos la máxima reducción posible. Si el lenguaje se puede aplicar para describir toda la realidad, tenemos un lenguaje universal.
Holismo
El holismo es una filosofía opuesta al reduccionismo:
El enfoque que utiliza es sintético, en busca de lo general y global.
El todo es más que la suma de sus partes. Eso que se agrega se denomina una “propiedad emergente”, frente a las propiedades particulares de sus componentes.
Los componentes no están aislados. Son interdependientes. Se relacionan entre sí y con la totalidad.
Arthur Koestler acuñó el término “holon” para referirse a lo que es una totalidad en un contexto y que puede ser a la vez parte en otro contexto. Una jerarquía de holones es una “holoarquía”.
Aparentemente, reduccionismo y holismo son principios opuestos (el holismo no ve más que el todo, el reduccionismo no ve más que las partes), pero ambos paradigmas son dos formas complementarias de concebir la realidad. Son dos formas de conciencia que tienen su correspondencia con los dos modos asociados a los hemisferios cerebrales (izquierdo: reduccionismo, derecho: holismo).
Emergentismo
El emergentismo es un fenómeno en el que en un sistema aparecen propiedades nuevas que no tienen los componentes del sistema. Hay sinergía: el todo es mayor que la suma de sus partes. Por ejemplo, a partir de los componentes hidrógeno (H) y oxígeno (O), aparece el agua (H2O), con unas propiedades que no tienen ni el hidrógeno ni el oxígeno. Otro ejemplo es que a partir del cloro (Cl) y el sodio (Na) se genera la sal común (ClNa).
La teoría de sistemas (la ciencia de la Sistémica) ha adoptado siempre una postura emergentista. Los sistemas tienen propiedades emergentes que no pueden deducirse de las propiedades de sus componentes.
El concepto de emergencia ha alcanzado gran relevancia en las llamadas “ciencias de la complejidad” (teoría del caos y sistemas lejos del equilibrio termodinámico). En estas ciencias se contemplan procesos de autoorganización, evolución, adaptación al medio, cooperación e interacción entre los elementos que componen un sistema, donde existen relaciones bidireccionales entre el todo y las partes.
Para los materialistas (o fisicalistas), la mente aparece como una propiedad emergente del sistema neuronal (ninguna neurona piensa). La vida, la mente y la conciencia emergen de la materia; son epifenómenos de la materia, y no tiene sentido referirse a conceptos, explicaciones o métodos que estén más allá de la física. Los materialistas son emergentistas y reduccionistas a la vez.
Darwin es considerado el primer emergentista, pues en su teoría de la evolución por la selección natural “emergen” especies nuevas. En “El origen de las Especies” afirma que “desde lo más simple, un conjunto de formas sin fin, las más hermosas y maravillosas, han surgido y están en surgimiento”.
El filósofo Dadid Chalmers ha propuesto dos formas de emergentismo:
Débil. Responde a la evolución mecánica o determinista de los sistemas físicos que hacen emerger aparentemente propiedades nuevas. Pero no emerge nada nuevo, sino solo mayor complejidad.
Fuerte. Aparecen propiedades nuevas no reducibles y que además afectan a los componentes que las han producido.
El concepto de emergentismo es muy discutido por su posible importancia en la fundamentación de las ciencias. El emergentismo se suele considerar causalidad ascendente. Pero realmente es causalidad descendente o derivada, es decir, es una manifestación a un nivel más superficial.
Por ejemplo, “el juego de la vida”, de John Conway. En este juego de vida artificial aparecen propiedades emergentes sorprendentes como comportamientos cíclicos, reproducción de un patrón, movimientos o desplazamientos, etc. Pero estos comportamientos son deterministas, se derivan de la situación inicial y de las reglas, aunque son difíciles de prever.
De hecho, el emergentismo no es más que un término sin contenido que no explica nada. Lo único que hace es afirmar que no conocemos las causas o los mecanismos implicados en el fenómeno emergente. El emergentismo es reduccionismo aún no explicado.
La evolución darwiniana de lo simple a lo complejo no es emergentismo sino causalidad descendente, desde la unidad del hipotético ancestro común a la diversidad de las especies, de lo simple a lo complejo.
Causalidad ascendente vs. descendente
La causalidad ascendente implica la existencia de un agente consciente (no mecánico) que ordene o estructure los elementos del nivel inferior. Un nivel superior nunca puede surgir a partir de un nivel inferior sin la intervención de un agente superior. Por ejemplo, en Planilandia −un hipotético mundo de dos dimensiones− tenemos tres segmentos de recta iguales y conscientes, pero incapaces de percibir la tercera dimensión. Para que estos segmentos puedan formar un triángulo, necesitarían percibir esa tercera dimensión, por lo que no pueden hacerlo. Tiene que haber un agente superior que sea capaz de organizar y estructurar el nivel inferior.
Por lo tanto, no puede haber causalidad ascendente derivada de los elementos de un nivel. Puede haber combinatoria de esos elementos, pero es entonces causalidad descendente o derivada.
La causalidad ascendente también ha recibido críticas porque es insuficiente para explicar y capturar los procesos de organización y evolución de los sistemas complejos. Los modelos conceptuales deben contemplar tanto direcciones ascendentes como descendentes que permitan relacionar los elementos y los sistemas en los dos sentidos. La causalidad descendente, en cambio, tiene su propio mecanismo relacionador.
La causalidad descendente es más creativa que la ascendente porque permite relacionar más elementos. La causalidad ascendente es más limitada, más restrictiva.
Los dos modelos causales son insuficientes. Lo ideal es que los dos tipos de causalidad se integren para permitir que todo pueda relacionarse con todo.
La mejor estrategia es partir de lo superior, de principios generales para inferir o derivar de manera descendente verdades particulares. Por ejemplo, Einstein partió de dos principios −la invarianza de la velocidad de la luz en el vacío y la invarianza de las leyes físicas en todos los sistemas inerciales− para derivar su teoría de la relatividad especial. Para David Bohm, debemos tomar la totalidad como lo primario, como el “lugar” por donde empezar.
Oriente vs. Occidente
En Occidente impera el Principio de Causalidad Ascendente (PCA) porque parte de lo superficial. La ciencia occidental ha cultivado principalmente la vía analítica, reduccionista, mecanicista.
En Oriente impera el Principio de Causalidad Descendente (PCD) porque parte de lo profundo: desde unos principios universales a los fenómenos particulares. Oriente apostó principalmente por la vía sintética, holista.
Todas las tradiciones espirituales (orientales y occidentales) han declarado su creencia en la causalidad descendente: primero fue la Unidad y sus infinitas posibilidades, luego la diversidad, las manifestaciones particulares de la Unidad. Las causas proceden de lo superior y sus efectos se manifiestan en lo inferior. Las partes están determinadas por el todo, todo se deriva de lo superior, que se manifiesta en los planos inferiores. Las antiguas tradiciones sostienen que el mundo invisible es incluso más real que el mundo visible.
En Oriente, el hinduismo, el budismo y el taoismo postulan que la base de existencia no es la materia sino la conciencia, y que la materia es una manifestación de la conciencia. En la tradición hindú, la realidad material es maya, ilusión, y todo lo que existe se considera una manifestación de Brahmán (en sánscrito, “expansión”), la deidad absoluta. En el Taoismo, todo es una manifestación del Tao.
Esta filosofía descendente es la de nuestros primitivos antepasados, que atribuían los fenómenos naturales inexplicados a lo poderes superiores, a la intervención de los dioses.
Esta dualidad Oriente-Occidente es reflejo también del dualismo universal.
El PCD y sus Manifestaciones
El PCD y la astronomía
Hay varias evidencias a favor del PCD en astronomía:
El Big Bang. Una explosión inicial fue el origen del despliegue o manifestación del universo.
Según las últimas teorías, las galaxias se han originado como manifestaciones de sus agujeros negros centrales. La mayoría de las galaxias tienen en su centro un agujero negro, con una masa enorme y compacta, lo que provoca una extraordinaria fuerza de atracción.
Los planetas del sistema solar se han formado a partir de la materia del Sol. La teoría actualmente aceptada es el modelo nebular: los planetas se formaron mediante los discos de condensación surgidos de la nebulosa solar.
Según la astrología esotérica, los cuerpos celestes son manifestaciones físicas de seres superiores. Por ejemplo, una estrella es la parte visible de una deidad.
El PCD y la biología
En biología existen dos teorías sobre el origen de la vida: la causalidad ascentente y la causalidad descendente. La primera es la teoría de la evolución de Darwin. La segunda es el creacionismo o su versión moderna, el diseño inteligente. Son dos visiones opuestas: la vida como epifenómeno (o fenómeno emergente) de la materia o la vida como manifestación de algo superior.
Para la ciencia oficial, la teoría de la evolución está fuera de toda duda, y el diseño inteligente es pseudociencia. Sin embargo, existen múltiples argumentos a favor de la causalidad descendente:
Darwin postuló, a partir de la filogenia, que todas las especies tienen un antecesor común universal (UCA, por sus siglas en inglés), a partir del cual, por pequeños cambios graduales se creó la complejidad. Para Darwin la teoría de la evolución no necesita en ningún momento un creador. El problema es: ¿Cómo surgió ese antecesor común? ¿Quién creó el UCA?
El proceso de la unidad a la diversidad o desde lo simple a lo complejo, no es ascendente, sino descendente.
En la segunda edición de la obra de Darwin, la última frase fue “la vida insuflada por el Creador”, en lugar de la frase de la primera edición “la vida insuflada en pocas o tal vez solo una forma”.
Alfred Russell Wallace −defensor junto con Darwin de la teoría de la evolución− también defendió la intervención de un poder superior. En su libro “Sobre milagros y el espiritismo moderno”, afirma que los espíritus existen y forman parte de la naturaleza humana: la evolución del ser humano, a nivel físico, es comprensible hasta cierto punto. Pero, en un momento determinado, una fuerza superior nos dotó de esa cosa especial que nos distingue de los animales.
La “complejidad irreducible” es un argumento de los defensores del diseño inteligente, de que ciertos sistemas biológicos son demasiado complejos para haber evolucionado a partir de predecesores más simples o menos completos a través de la selección natural
El darwinismo es un proceso sin guía, sin objetivo. Solo está regido por variaciones o mutaciones hereditarias de tipo aleatorio y la selección natural basada en la adaptación al medio.
En las células madre el proceso es descendente, como en el caso del antecesor común universal: de la unidad a la diversidad, de lo simple a lo complejo. Las células madre son capaces de especializarse en tejidos y órganos. La cuestión es: ¿de donde procede a la célula madre el conocimiento y la inteligencia para especializarse?
Según la teoría de Rupert Sheldrake, existe un campo mórfico por encima de los grupos biológicos que les transmite patrones orgánicos vitales y de conducta.
Las especies se pueden “especializar”. Los cruces de especies existentes son combinaciones horizontales de especies. No es posible crear una nueva especie superior o vertical (ascendente).
La selección natural desempeña un papel importante, pero no exclusivo, en la generación de la forma orgánica. La causalidad descendente es la fuerza causal fundamental que subyace en la capacidad creativa de la selección natural.
La evolución no solo es física. También se produce por el mecanismo de transmisión de memes. El meme −un concepto introducido por Richard Dawkins en su obra “El gen egoísta”− es la unidad de información sociocultural que se transmite (más o menos consciente o inconscientemente) de unos organismos a otros y que se manifiesta externamente como imitación. Los memes se replican pero experimentan variaciones. También hay un proceso de selección memética: unos memes se recuerdan y se replican y otros se olvidan por no ser útiles.
Se suele afirmar que se desconoce el mecanismo por el que se transmiten los memes. Los memes son en realidad mecanismos psicológicos de imitación basados en la imaginación, pues todo lo que se imagina tiende a realizarse. En este caso, también tenemos causalidad descendente.
El PCD y la ciencia
La ciencia occidental está caracterizada por una división entre el mundo objetivo (físico) y el mundo subjetivo (mental), con el mundo objetivo dominando el subjetivo, hasta el punto de considerar la mente y la conciencia como meros epifenómenos de la materia.
Para la ciencia, la materia es el fundamento de todo, solo la materia es real. Es un enfoque o causalidad ascendente: desde lo inferior a lo superior, desde la materia hacia formas superiores: desde las partículas elementales hasta el cerebro, la mente, la conciencia y la vida. La ciencia es ascendente, procede de abajo-arriba, comenzando con observaciones concretas y luego procediendo inductivamente hacia leyes abstractas, generales y principios.
La ciencia es una filosofía monista. Solo estudia los fenómenos observables, externos, perceptibles, superficiales. Para la ciencia, la materia es el fundamento de todo. La ciencia es un fundamentalismo. Limita sus investigaciones al mundo físico, ignorando así la investigación de los planos superiores. La ciencia es un callejón sin salida, pues es un mundo limitado y cerrado.
Pero tras todo fenómeno se esconde una causa profunda. Por lo tanto, para entender la ciencia hay que ir a lo profundo, a las causas, al origen de donde surgen los fenómenos.
La verdad se oculta en lo profundo, donde todo está conectado. La ciencia ha procedido en dirección contraria, explorando el mundo exterior e ignorando el mundo interior.
La ciencia convencional siempre se ha ocupado de la causalidad ascendente, pero ahora se ha visto forzada a admitir que la flecha de la causalidad puede ir también hacia abajo.
El paradigma científico imperante hasta ahora basado en la causalidad ascendente ya no vale, pues se trata de un paradigma superficial, basado solo en lo observable y objetivo. “Estamos llegando al final de la ciencia convencional” (Ilya Prigogine). Hay una crisis del paradigma en cuanto modo de conocer. Es la crisis de la “matriz epistémica”, según la terminología de Edgar Morin. Necesitamos un nuevo paradigma de la ciencia, una nueva forma de ver el mundo.
El PCD y la filosofía
El principio de causalidad descendente se remonta a Platón con su famosa alegoría de la caverna. Las sombras las tomamos como si fuera la realidad, cuando la verdadera realidad está oculta porque pertenece a un nivel superior que no podemos ver. Nosotros observamos solo proyecciones de la verdadera realidad. Tras las apariencias de la realidad exterior existe un mundo más profundo y auténtico, el mundo de las formas o patrones ideales, del cual la realidad física es un copia imperfecta.
Este mundo material es la “sombra” de una realidad superior inalcanzable por los sentidos pero accesible por la intuición. Esa realidad superior se proyecta como un conjunto de verdades comunes, eternas e inmutables, que están presentes en todas las culturas y religiones.
Según Kant, las causas del mundo fenoménico deben ser no fenoménicas. Kant distinguía entre fenómeno (lo superficial) y noúmeno (lo profundo, la cosa en sí). Afirmaba que la realidad no se encuentra fuera de quien la observa, sino que en cierto modo es construida por su aparato cognitivo. Kant provocó una “revolución copernicana” (según sus propias palabras) en filosofía, basada en categorías mentales, una referencia central, esencial y absoluta para comprender el mundo.
El PCD y la conciencia
En las últimas décadas se ha comenzado a explorar el campo profundo, que se puede asociar al mundo de la conciencia e incluso al mundo espiritual. Es el nuevo monismo de la conciencia: la conciencia como origen y fundamento de todas las cosas. Todo es la manifestación de la conciencia. Es un enfoque o causalidad descendente: desde lo superior (la conciencia) a lo inferior (las manifestaciones de la conciencia). Amit Goswami [2008] lo denomina “Idealismo monista”: la conciencia es todo cuanto existe, el único fundamento de todo ser, la realidad única y última. El nuevo paradigma de la ciencia es la ciencia dentro de la conciencia. “Dios es el agente de la causalidad descendente” (Amit Goswami). La conciencia transforma la posibilidad en manifestación. La conciencia es decision, elección entre las posibilidades existentes. La conciencia crea la realidad.
El PCD y la conciencia como fundamento de todo constituyen un paradigma universal que da sentido a todo. La conciencia es un principio universal que se manifiesta en todos los niveles. Todas las cosas están interconectadas a través de la conciencia.
El PCD y la espiritualidad
Según las tradiciones espirituales, el Espíritu (o Dios) es el origen de todo, el poder supremo y el creador de todas las cosas. El Espíritu desde su fuente original se va particularizando, especializando a medida que se va manifestando en los niveles inferiores.
“La primera causa de todas las cosas está en el plano más elevado, conocido como el verdadero hogar celestial, que es donde Dios mora” (Paul Twitchell)
El PCD también se asocia con la denominada “filosofía perenne” −reflejada en el famoso libro de Aldous Huxley−, una metafísica común, universal y eterna que subyace en todas las religiones, una metafísica que reconoce que existe una realidad superior o trascendental que sustenta al mundo material inferior. Huxley tomó el término “filosofía perenne” de Leibniz, que observó que en todas las religiones se repite la idea de la existencia de un ser superior.
Dice la Biblia: “Buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura” (Mateo 6:33). Esto trasladado al paradigma PCD es: “Buscad primero lo profundo y todo lo superficial se os dará a conocer por añadidura”. Todo se comprende desde lo profundo.
Se suele afirmar que no hay conflicto entre ciencia y espiritualidad porque son ámbitos diferentes. La separación entre ciencia y espiritualidad se inició en Occidente con Descartes, que dividió la realidad entre el mundo exterior (el dominio de la ciencia) y el mundo interior (el dominio de la religión). Pero el PCD basado en la conciencia como fundamento de todo hace posible la integración entre ciencia y espiritualidad, una tarea que era considerada imposible solo hace unos años.
Una ontología espiritual considera la conciencia como lo último real y considera la materia como una manifestación inferior, más densa, del espíritu o la conciencia.
“Hágase la luz. Y la luz fue hecha” (Génesis 1:3). Indica que la luz es la primera manifestación de la creación. La materia es luz condensada.
Un Modelo Universal de Causalidad Descendente
Los modelos tradicionales de la conciencia son del tipo abajo-arriba, es decir, comienzan a nivel físico, superficial. Tienen el problema de que parten de algo muy complejo, el cerebro, un verdadero laberinto, por lo que es una tarea muy difícil o imposible ascender desde los detalles a lo general y universal.
El modelo que proponemos aquí es el contrario, es del tipo arriba-abajo. Va de lo universal a lo particular. Tiene la ventaja de que es mucho más sencillo. Y así tiene que ser porque sabemos que la conciencia está ligada a la simplicidad y a la unificación. Y porque la complejidad es una manifestación superficial de una simplicidad profunda subyacente. Desde el nivel superior es más fácil descender para entender lo particular. Lo particular debe contemplarse siempre desde lo general o universal.
El Principio de Causalidad Descendente (PCD) es un principio o paradigma universal que se basa en las siguientes ideas:
Existe una realidad profunda de la que emanan todas las manifestaciones superficiales. La unidad y la simplicidad reside en lo profundo. La diversidad y la complejidad reside en lo superficial.
La realidad profunda se puede identificar con la conciencia, sin más calificativos.
Existen diferentes grados de manifestación entre el nivel profundo y cada una de las manifestaciones superficiales. Estos grados son de manifestación de la conciencia, no grados de la conciencia, porque la conciencia no tiene grados. En el nivel profundo el grado de manifestación de la conciencia es máxima, y a nivel superficial es mínima.
Lo profundo y lo superficial tienen las mismas características que los modos de conciencia HD y HI, respectivamente. Por lo tanto, la realidad profunda es simple, ordenada y de infinitas posibilidades. Los grados de manifestación se corresponden con grados de menor simplicidad, menor orden y menores posibilidades.
A nivel profundo la realidad se presenta abstracta, como abstracciones de tipo matemático. La actual teoría de supercuerdas de la física cuántica es una teoría puramente abstracta, que sugiere que la ontología es abstracción y que la epistemología es también abstracción. A nivel profundo, ontología y epistemología son la misma cosa, no hay dualidad.
La realidad profunda solo es accesible por la intuición. La realidad superficial es solo accesible por la razón. Esta dualidad profunda-superficial es reflejo de la dualidad universal.
Desde lo particular no se puede inferir lo general o universal. Por eso la inducción es falsable: un hecho particular puede derribar una conclusión general.
En el nivel profundo no hay dualidad, todo es la misma cosa; es el dominio de lo absoluto y universal. En el nivel superficial hay dualidad, todo está diferenciado; es el dominio de lo relativo y particular.
Desde el nivel superficial no se puede acceder al nivel profundo, pero se puede acceder a los arquetipos primarios, que son intermediarios entre estos dos niveles. Los arquetipos primarios son duales y constituyen el fundamento de nuestra comprensión de la realidad. Con ellos se puede modelizar sistemas con causalidad ascendente y descendente (nivel vertical) y que también permiten relacionar todas las manifestaciones entre sí (nivel horizontal). Los arquetipos primarios están estructurados como pares de opuestos y constituyen un lenguaje universal.
Los arquetipos primarios constituyen un sistema reduccionista radical y a la vez holístico de toda la realidad, que incluye la causalidad ascendente y descendente. En este modelo, un elemento o componente del sistema puede afectar al sistema en su totalidad. Y la totalidad puede afectar a sus componentes. Todo se puede interrelacionar con todo y a todos los niveles.
La dualidad profundo-superficial es equivalente a la dualidad superior-inferior. Por lo tanto, utilizaremos como equivalentes superior y profundo, así como inferior y superficial.
La estructura de la realidad
La realidad está configurada de forma jerárquica, en niveles, desde el nivel más profundo hasta el más superficial:
Cada nivel es sostenido o soportado por los niveles superiores.
El nivel más profundo es la fuente y origen de todos los demás.
Cuanto más profundo es un nivel, más fundamental es.
Todos los niveles existen simultáneamente.
Todo fenómeno físico (superficial) es una manifestación de algo profundo. Por lo tanto, todo fenómeno detectado a nivel superficial, también debe existir en lo profundo. No puede existir un fenómeno superficial sin su soporte profundo.
Las mismas leyes o patrones actúan en todos los niveles, es decir, la realidad es fractal. Esto corresponde al axioma de la filosofía hermética del Kybalion (principio de correspondencia): “Como es arriba es abajo, como es fuera es dentro”.
La conciencia es el fundamento de todo lo que existe.
El más profundo de todos los niveles es conciencia pura y es la fuente de todos los demás. Es un nivel inmanifiesto y la fuente de todas las posibilidades.
La verdad reside en lo profundo. Lo demás es apariencia, maya, ilusión.
Todo está conectado desde el nivel profundo.
Los niveles superficial y profundo se corresponden en la conciencia humana con los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro, respectivamente.
En el nivel profundo no hay tiempo, ni espacio ni materia. Se puede identificar como el vacío, la nada y, paradójicamente, con el todo.
Los niveles son grados de manifestación de la conciencia.
El significado de todo se encuentra en lo profundo.
Los arquetipos primarios son los intermediarios entre los niveles superficial y profundo.
Todo tiende a volver a la fuente de donde salió. Y por, lo tanto, todo tiende a sincronizarse, pues a nivel profundo todo está sincronizado.
Los niveles físicos no son aditivos, sino multiplicativos, es decir, para pasar de un nivel a otro no se suma una cantidad fija, sino que se multiplica por una cantidad fija. La realidad no tiene estructura lineal, sino logarítmica [ver Apéndice – Teoría Escala Global].
Ley de causa y efecto. Es la ley de compensación universal o ley del equilibrio. En el plano físico, es la ley de acción y reacción. A nivel espiritual es la ley del karma.
Todo lo particular se fundamenta y resuena en lo universal.
Todo fenómeno tiene diversos niveles de expresión: desde lo plegado, comprimido o unificado, hasta lo desplegado, expandido y diversificado o diferenciado.
Propiedades
A medida que nos aproximamos desde el nivel superficial al nivel más profundo, tenemos las propiedades siguientes:
Mayor orden.
En el centro, el orden es máximo.
Mayor simplicidad.
En el centro, la simplicidad es máxima. En el nivel más superficial la complejidad es máxima, aunque esta complejidad es solo aparente, pues está generada a partir de la simplicidad primigenia, por combinatoria, recursivamente.
Mayor conectividad.
En el centro, la conectividad es máxima; es el punto en el que todo está conectado. Los niveles más superficiales están conectados a través de los niveles más profundos que los sostienen, que al final remiten al centro, que es el conector universal.
Mayor libertad, mayores posibilidades.
En el centro está la fuente de todas las posibilidades. En esta fuente ya existen todas las posibilidades. Solo parte de esas posibilidades se manifiestan en los niveles superficiales. Cuanto más superficial es el nivel, menor grado de libertad de creación o expresión del nivel superior siguiente.
Mayor poder.
El centro es la máxima fuente de poder. A medida que ascedemos de nivel, el poder disminuye.
Mayor creatividad.
Cuando se combinan los arquetipos primarios se produce la máxima creatividad posible. A medida que ascendemos de nivel, la creatividad disminuye.
Mayor realidad y verdad.
Este aspecto es paradójico, pues estamos acostumbrados a que lo “real” es lo que podemos percibir por los sentidos. Los niveles más profundos son menos visibles o invisibles y, sin embargo, son más reales, más verdaderos. El mundo real y verdadero es el nivel profundo, donde reside la verdadera naturaleza y esencia de las cosas.
Mayor frecuencia de vibración.
Los niveles, cuanto más profundos, son más sutiles, de mayor frecuencia de vibración.
Mayor grado de unificación.
En el centro todo está unificado e indiferenciado. En los niveles superficiales hay mayor diferenciación o separación. Cuanto más profundo, mayor unificación.
Menor memoria y menor información.
En el centro no es necesario ninguna memoria porque todo está unificado. En los niveles superficiales necesitamos memoria para registrar las características diferenciadas de todo lo existente en ese nivel.
Mayor conocimiento, conciencia y significado.
En el nivel más profundo, tenemos el máximo conocimiento y donde todo adquiere el verdadero significado.
Mayor control.
Desde el poder del centro se controlan todas las cosas manifestadas.
Características del PCD como paradigma universal
Las características de este paradigma universal son:
Es un enfoque copernicano universal. El nuevo centro es la realidad profunda de la que emana todo. El sistema copernicano sustituyó al sistema ptolomeico por ser un modelo más simple para la descripción del movimiento de los planetas, aunque ambos sistemas son igualmente válidos. Pero la verdad está ligada a la simplicidad.
Permite conectar todas las cosas no directamente (superficialmente) sino a través del nivel intermediario de los arquetipos primarios.
Facilita la comprensión de la realidad, pues la simplicidad es la clave de la comprensión de todo lo existente. Todo se comprende mejor desde lo profundo. Contemplar las cosas o problemas desde un punto de vista superior, de mayor abstracción y generalidad permite simplificar, unificar y relacionar todas las cosas. “Mira profundo en la naturaleza y entonces entenderás todo mejor” (Einstein).
Todo está conectado desde lo profundo. Nada hay separado. El PCD unifica y fundamenta todo, ciencias y las humanidades, e incluso lo espiritual.
El poder procede de lo profundo, de las posibilidades. Cuanto más profundo, más poder.
Lo superficial se fundamenta en lo profundo. Lo profundo “sostiene” a lo superficial, pues las expresiones superficiales no pueden existir aisladas, necesitan un soporte. Todo tiene su explicación y fundamento en lo profundo.
“El sentido del mundo tiene que residir fuera de él” (Wittgenstein, Tractatus 6.41).
“Ninguna ciencia está capacitada para demostrar científicamente su propia base” (Descartes).
"La pregunta qué es la ciencia no tiene una respuesta científica” (Edgar Morin).
“Ninguna teoría física que se ocupe solo de física explicará nunca la física” (John Wheeler).
“Para entender más completamente esta realidad, debemos tener en cuenta otras dimensiones de una realidad más amplia” (John Archibald Wheeler)
“Dar la esencia de la descripción quiere decir dar la esencia de toda descripción, por tanto la esencia del mundo” (Wittgenstein, Tractatus 4.711).
”Hay que describir, en lugar de explicar. Toda explicación es una hipótesis” (Wittgenstein).
“Una proposición sólo puede decir cómo es una cosa, no lo que es” (Wittgenstein, Tractatus 3.221).¨
“Ningún lenguaje consistente puede contener los medios necesarios para definir su propia semántica” (Tarski).
Lo profundo no cambia, es lo absoluto, lo real, lo verdadero. En lo profundo no hay tiempo. Solo existe la eternidad, el no-tiempo. Nosotros creamos mentalmente el tiempo como consecuencia de nuestra percepción del cambio. Solo existe lo profundo, lo que no cambia. Lo superficial, lo cambiante, lo relativo, no es real, es una ilusión.
Toda ciencia no puede fundamentarse en sí misma, sino en términos de algo más profundo. Por consiguiente, toda ciencia debe fundamentarse en conceptos que vayan más allá de sí misma.
A nivel profundo, los problemas se resuelven, se simplifican, se aclaran o se trascienden. Los problemas surgen por falta de conexión con lo profundo. Desde lo superior es más fácil (o menos difícil) explicar lo inferior. Solo desde el punto de vista superior se puede alcanzar la unidad del conocimiento.
Adenda
El término “causalidad descendente”
El concepto de causalidad descendente (downward causation) fue desarrollado por el filósofo y científico social Donald Thomas Campbell en 1974 para referirse a los sistemas biológicos organizados jerárquicamente.
Según Campbell, la naturaleza se organiza jerárquicamente en diferentes niveles: moléculas, células, tejidos, órganos, organismos, poblaciones, especies y ecosistemas, cada uno de los cuales organiza las unidades existentes en el nivel inferior.
La definición original de Campbell [2013] de la causalidad descendente fue la siguiente: “Todos los procesos de un nivel inferior de una jerarquía están condicionados y actúan en conformidad con las leyes de los niveles superiores”. Para este autor, la causalidad ascendente no es suficiente para explicar los fenómenos biológicos. Se necesita también la causalidad descendente, y ambas flechas causales operando simultánea e interactivamente. La evolución biológica no puede explicarse solo por leyes físico-químicas. La evolución necesita un modelo causal bidireccional.
Campbell también acuñó el término “epistemología evolutiva” (evolutionary epistemology) para referirse a la evolución del conocimiento, en este caso, ascendente. Popper también contribuyó a este concepto al señalar que el proceso de selección de teorías en ciencia es similar a los procesos de selección darwinista.
Frente a la epistemología evolutiva (ascendente) está la epistemología derivada o descendente basada en principios universales.
La metáfora de la cuadratura del círculo
El paradigma de la imposibilidad de capturar lo profundo a partir de lo superficial es el problema de la “cuadratura del círculo”: no existe un método geométrico que permita construir un cuadrado con la misma área que un círculo utilizando sólo regla y compás. El círculo simboliza lo profundo y también la totalidad. El cuadrado simboliza lo manifestado, lo superficial. Por lo tanto, la metáfora indica que no se puede capturar lo irracional con lo racional ni lo profundo con lo superficial.
El PCD y el modelo en espiral
La causalidad descendente es un modelo en espiral, una evolución desde lo simple hacia lo complejo, de lo genérico a lo específico. La espiral es el símbolo de la conciencia manifestándose desde un punto de máxima simplicidad (el centro) hacia los niveles superficiales. La complejidad superficial es solo aparente, pues la esencia profunda es simple. Es un sistema universal, pues lo utiliza la naturaleza y también la mente humana para el desarrollo de cualquier cosa, y se supone que Dios ha utilizó este modelo para crear todo, incluyendo la vida [ver Apéndice – El Desarrollo en Espiral].
En el método en espiral primero se crea un pequeño núcleo, la esencia del tema o problema y luego se va ampliando y detallando progresivamente. Esta espiral no es arquimediana, sino logarítmica. Al principio avanzamos lentamente, pero a medida que avanzamos, lo hacemos cada vez más deprisa. Es como la ley de la gravedad o como el tiempo interno a medida que envejecemos. Es una ley universal.
Descartes y el PCD
La frase de Descartes “pienso, luego existo” es un salto ascendente de la mente al ser. Descartes aplica, de manera más o menos consciente, el Principio de Causalidad Descendente (PCD): el pensamiento está fundamentado en algo superior, que es el ser.
Pensar (cogitare) es crear, suponer, dudar, sentir. Y hay un sujeto que realiza la acción (res cogitans). Los pensamientos (cogitaciones) cambian, el ser que los produce no.
Descartes identifica el res cogitans con el espíritu. dotado de razón, intelecto o entendimiento; como algo sustanciado y objetivado. Descartes buscaba una fundamentación del conocimiento y lo encontró en el res cogitans, en el sujeto que piensa.
Descartes también afirmó que conocer la naturaleza del espíritu es más fácil que conocer la naturaleza del cuerpo (res extensa). Esto es así porque en el modelo universal del PCD, cuanto más alto está algo en la jerarquía, más simple es.
Teoría de Dios
“La Teoría de Dios” de Bernard Haisch [2007] es una teoría universal del PCD con Dios como principio supremo y que conecta con lo humano:
La creación no se hizo a partir de la nada. Se hizo a partir del todo mediante un proceso de sustracción o filtrado del potencial infinito de Dios para poder manifestarse en los planos inferiores.
Somos manifestaciones de Dios. Nuestras almas y nuestras conciencias forman parte del creador. Nosotros somos sus encarnaciones en el plano físico.
Dios nos creó a su imagen y semejanza, con los mismos patrones.
Dios se manifiesta a través de nosotros para experimentarse a sí mismo, para experimentar su potencial. Somos la inteligencia creadora manifestada.
Todos somos un único Ser (Dios) bajo muchas formas individuales.
Dios “vive” en el universo a través de nosotros. Nuestra experiencia es su experiencia porque nosotros somos Él.
Si infringimos daño a otro ser humano, nos estamos haciendo daño a nosotros mismos porque formamos parte del mismo Ser.
La ley del karma es una ley como la ley de la gravedad, que funciona de manera automática, siempre buscando un nuevo equilibrio.
Dios apoya y sustenta el universo en cada momento, en un acto de creación continua. La creación no sucedió; es.
Si comprendemos las reglas es porque las inventamos nosotros, cuando Dios decidió convertirse temporalmente en nosotros.
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